aunque creo que no hemos dejado de estar nunca en el centro de la diana para los descerebrados del tiro en la nuca y el coche bomba.
Banda de cobardes asesinos que disparan a quien no se puede defender. Y tras ello salen corriendo a su madriguera para esconderse de nuevo.
Como en una postal ya conocida veo esta mañana a la polícía revisar las alcantarillas de mi zona. A un político que en los últmos tiempos hacía el último tramo hacia su trabajo caminando, aún con guardaespaldas, ahora lo vuelven a dejar en la puerta y sus escoltas miran a todos lados antes de permitirle bajar. Son esas rutinas a las que nos obligan esos criminales. Me pregunto cuánto falta para que empecemos a llorar de nuevo. La respuesta segura es: en cuanto puedan, en cuanto puedan matarán. La novedad esta vez es que el PNV está pensando en utilizar escoltas para sus cargos públcos. Hasta ahora, en casi 40 años, no la habían necesitado. Imagino que gracias a las indulgencias de Arzalluz hacia "los pobres muchachos". Los nuevos dirigentes se han puesto en la diana. Estar en este lado es un honor. Bienvenidos sean.
Creo que ya sólo queda la Iglesia fuera de la amenazas etarras. Y es que hasta esos asesinos querrán procurarse la salvación eterna.
viernes, junio 08, 2007
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