Ayer, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, acudieron en medio de un famoserío general, y también fachoserío bastante abundante, a una corrida de toros en la Momumental de Barcelona.
Esa plaza donde tantas veces he disfrutado de su música se llenó hasta la bandera y perfumó ayer con la "cólera de Dior" para ver sufrir a 6 animales que no tenían escapatoria, que estaban condenados de antemano. Aunque los taurinos quieran vestir de valor lo que sólo es tortura de un animal indefenso.
Nunca pensé que Serrat, a quien sigo desde hace más de 35 años, hombre al que presuponía una sensilibidad extrema, podría disfrutar viendo sufrir y morir a un ser vivo. Nunca más podré escucharle de la misma manera. No podía caer más bajo. La diferencia de altura moral entre quienes defienden la vida y de quienes pagan por ver cómo se acaba con ella entre grandes sufrimientos, es tan grande que no merece explicarla más.
Al final, Serrat y Sabina que se llenan la boca sobre lo que aman a los animales, demuestran que lo único que quieren es a sus perros y sus gatos de raza que quedan muy bien en los reportajes.
Deberían haberlo aclarado antes.
Como siempre, eliges el divorcio cuando ves que estabas perdiendo el tiempo y que te estaban engañando. Decepción total. Punto.
1 comentario:
Bueno, ya sabes que te apoyo en este tema. Es más, yo también he escrito algo sobre el espectáculo que se "vivió" ayer.
Simplemente lamentable.
Un beso.
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